La novia que se casó con un vestido inspirado en Kate Moss y sandalias de Mango para su boda en Madrid (2024)

La historia de amor de Belén y Nacho comenzó en su adolescencia. "Coincidimos en bachillerato, empezamos a ligar cuando teníamos 17 y 18 años, y en marzo de 2017, ya éramos novios. Así que llevamos 7 años de novios y, tanto él en mi familia, como yo en la suya, somos uno más", explica la novia.

Esta pareja de ingenieros decidió dar el paso y comprometerse en matrimonio en mayo de 2023. "Nacho me pidió que nos casáramos en un parquecito que hay en la zona de La Florida (Aravaca, Madrid) con vistas al Pardo, al que solíamos ir mucho a pasar el tiempo juntos. La verdad es que yo me lo olía bastante", confiesa Belén.

Ese día, en el parque donde se hicieron su primera foto como pareja, Nacho le regaló un anillo de compromiso similar al que en su momento su padre le regalo a su madre. "Era parecidísimo al de pedida mi madre. Siempre le había dicho que me gustaba el estilo del anillo de mi madre y él se lo tomó muy en serio. Encontró uno parecido en Joyas antiguas Sardinero, en oro amarillo, con una esmeralda cuadrada y un brillante a cada lado", detalla.

Nacho y Belén ya estaban comprometidos y dispuestos a organizar la boda de sus sueños. "Nos imaginábamos un día superguay y así fue".

La fecha elegida por Belén y Nacho fue el 19 de abril de 2024. Primero, en la Capilla de Nuestra Señora de Begoña, "es una iglesia que hay en la urbanización de La Florida, donde yo he vivido casi toda mi vida. En esa misma iglesia se casaron mis padres y tres de mis hermanos, además de muchos primos y tíos", y después, en la Finca Prados Moros, en la sierra de Guadarrama.

Con el enlace encarrilado, era el momento de saltar al otro asunto de vital importancia, encontrar una idea para su vestido de novia. "Admito que no tenía nada claro. Me gustaban muchas cosas y de muchos estilos distintos, aunque es verdad que sí me tiraba el estilo lencero y a los trajes de satén", comenta Belén.

A pesar de las dudas, lo que sí tuvo claro desde el principio es que la diseñadora sería Carmen J Sánchez. "Ya la conocíamos porque en 2019 hizo el traje de novia de mi hermana, y sabíamos que cose fenomenal", explica.

Mientras buscaba y buscaba inspiración para su vestido de novia, Belén se topó con una imagen de Kate Moss de 2007. "Estaba un poco desanimada, porque no me veía con ninguna de las ideas que íbamos probando y me sentía desencantada. Hasta que un día, buscando en Pinterest, me encontré con una foto de Kate Moss con un vestido espectacular de Dior y me enamoré. Mi vestido está totalmente inspirado en ese".

La ingeniera se refiere a un vestido que la modelo británica llevó para asistir a una gala celebrada en el museo Victoria & Albert de Londres en 2007 y que había ideado John Galliano para Dior durante los años que el modisto estuvo al frente de la dirección creativa.

Un vestido inolvidable fabricado con un tejido de seda brillante en color champán, con mangas globo, detalles de costuras en relieve en los hombros y los puños y patrón fluido rematado en una falda evasé con cola.

"En la primera prueba, Carmen me puso una toile sin mangas, y me encantó como quedaba, así que decidimos que se pudieran descoser para la parte del baile. La tela del vestido era una seda preciosa de José María Ruiz, que elegimos mi madre y yo", cuenta Belén.

Con ese traje como inspiración, la diseñadora de su vestido de novia logró recrearlo en una nueva versión para la madrileña. "La verdad es que Carmen hizo un trabajazo cosiendo una a una las tiras de satén en las mangas y el cuerpo, y el vestido quedó precioso". Como detalle curioso, llegado el momento de la fiesta, Belén se quitaría las mangas del vestido para dar paso a un diseño casi nuevo.

Ahora sí, Belén tenía listo el vestido de novia de sus sueños y le quedaban los accesorios. "Llevé poco complemento porque el vestido no lo necesitaba. Dudé si ponerme una mantilla antigua que tenemos en la familia y que se pusieron mi madre y mis hermanas en sus bodas, pero al final no nos convenció la combinación porque deslucía un poco el vestido y optamos por un velo de seda que le quedaba genial".

Para el calzado, la novia optó por ser práctica. "Pensé si complicarme o no con los zapatos, incluso si hacerme unos de novia... Y, al final, decidí simplificar y me puse unas sandalias doradas de Mango, con las que estaba supercómoda y era más 'yo' que con cualquier otro par".

"Llevé los pendientes que me regalaron mis suegros en la pedida: unas tiras de brillantes con un rosetón de brillantes y el anillo que me regaló Nacho el día que me pidió la mano. Luego, durante la fiesta, me cambié los pendientes y me puse unos que me regalaron Nacho y mi suegra, un par vintage de oro amarillo con zafiros", señala Belén.

El ramo cierra el apartado de los accesorios. "Fue improvisado, el día anterior a la boda fui con mi madre a una floristería de confianza, Las Camelias, y con lo que tenían en ese momento, montamos el ramo, una composición de estilo silvestre".

El día de la boda, "me maquilló Bego Ruibal Espigado, que es amiga de mi prima y encantadora. Me duró el maquillaje perfecto toda la noche. Me peiné yo sola, porque no quería nada complicado, un sencillo moño bajo".

"Me arreglé en casa con mis padres y mi hermana pequeña, Paloma, la única que queda viviendo en casa. También me ayudó a vestirme Laia de Ohlalalaia Fotografía que, además de ser la fotógrafa de nuestra boda, es muy amiga de mi hermana y la conocemos de toda la vida".

"Fui a la iglesia en el coche con mi padre y mi hermana pequeña, y cuando estábamos en la puerta esperando para entrar, mi padre me hizo la señal de la cruz y me dio un beso. Él, que no es muy de dar besos, me sorprendió y después, me entró una llorera de la emoción. Entré a la iglesia llorando, pero en cuanto llegué al lado de Nacho, respiré profundo y, sorprendentemente, ya no volví a llorar".

La banda sonora de la ceremonia religiosa corrió a cargo del grupo Alborada. "Solían cantar muchos domingos en misa en La Florida. Mi madre y yo siempre habíamos querido tenerlos en alguna de nuestras bodas. Elegimos una formación de 5 intérpretes: soprano, barítono, órgano, violín, oboe. Fue preciosísimo".

La suya fue una ceremonia emotiva e íntima, "nos casó un cura amigo de la familia, con el que nos habíamos estado preparando para el matrimonio. Fue un gusto que celebrara él, porque nos conoce y la misa fue más íntima", con sus 17 sobrinos como pajes.

Convertidos en marido y mujer, Belén, Nacho y todos sus invitados se trasladaron hasta la Finca Prados Moros. "Cuando la elegimos, lo hicimos confiando en que hiciera buen tiempo y pudiéramos disfrutar de los jardines preciosos y el lago que tiene. ¡Y tuvimos suerte gracias a la Virgen de Caná! El trato en la finca durante los meses de preparación fue espectacular y todo el mundo salió encantado con lo bonita que es la finca y lo bien que comimos, bebimos y bailamos".

"Después de la cena, mis primos y hermanos hicieron un conciertazo versionando clásicos, que fue top". Para abrir el baile como recién casados, Belén se quitó las mangas y sumó un complemento a la cabeza, "una cadenita que me había hecho yo, que me gusta hacer joyas".

Al son de 'Wonderful tonight', de Eric Clapton, "cantada por Vera, una de mis mejores amigas, y tocada por mis primos y hermanos", dieron paso a la discoteca y a la gran fiesta de su boda. "Disfruté a tope cada momento y los guardo todos en mi memoria".

Damos carpetazo al enlace de Belén y Nacho con el consejo de ella para futuras novias, "que no se vuelvan locas ni se agobien con mil cosas, lo que importa es disfrutar el día y, sobre todo, lo que viene después de la boda".